viernes, marzo 12, 2010

EL PREMIO

Cuando la trajeron a la casa , me impresionó mucho. Era grande y rosada y mi mamá tenía la misión de lavarla, aderezarla y cocerla. Era el primer premio de una rifa que hacían los vecinos del barrio. Era una tremenda cabeza de chancho o, al menos, a mi me lo parecía.

No me perdí de nada, durante todo el proceso estuve atenta, mi mamá hizo una fogata en el patio y en un gran tarro la cocinó. Después, le retiró los pelos y la puso en una bandeja, en donde, adornada con hojas de lechuga y zanahorias en las orejas, se quedó. A esa altura ya me había familiarizado con la cabeza y ya no me parecía tan fea, lo que sí me parecía raro era qué podría hacer con ese premio, la persona que se lo ganara. Mi mamá me explicó que se comía, pero esa explicación me pareció peor, porque no me imaginaba como alguien podría comerse las orejas, la nariz o cualquier parte de la cabeza.

Cuando llegó el momento del sorteo, la casa estaba llena de gente, pero aún así no la perdí de vista y si la miraba bien, hasta agradable me parecía. Empezaron a cantar los números sorteados, los dos primeros al agua y el tercero era el premiado. Entonces, escuché mi nombre y no lo podía creer, ¡ era yo quien me la había ganado¡, la cabeza era mía, o al menos eso entendí yo, que tenía ganas de llevármela a mi pieza. De pronto alguien dijo “a comerla” y todos estuvieron de acuerdo, menos yo, pero nadie me preguntó, a los nueve años eso era lo normal.

De la cabeza no quedó nada, sólo el recuerdo del primer y último premio que he ganado en mi vida.

3 comentarios:

Erika Contreras dijo...

El texto esta muy logrado, por su precision resulta muy convincente, realmente persuade al lector de que se trata de una vivencia infantil. Sea realidad o ficción.
La prosa utlizaada resulta encantadora como alguno de tus hobis.
Me gusta
Pedro

Juan C Araya dijo...

Erika
Que buena historia real o ficcticia, me hizo recordar mis viajes a Cartagena a casa de mi abuelo, ya que me esperaba con un queso de cabeza que nunca mas lo he podido encontrar igual, y ahora menos por el colesterol.
Un abrazo

Antonio Furret dijo...

Al menos ganaste algo en una rifa. En mi casa el que se gana premios en esos sorteos es mi hermano, una vez ganó una cocina... que ahora usa su madrina. Bueno, creo que también tenía 9 años por ese entonces.

Saludos