jueves, julio 15, 2010

MI CABALLO COLORADO

Dentro del cuadro del pasado las imágenes pierden sus contornos y se aprecia lo que recordamos que casi siempre son trozos de situaciones en las que cada uno tiene su propia visión de los hechos. Dicho esto les contaré una historia que fue  como quien recibe un regalo de momentos infantiles, una historia que tiene como protagonista a un caballo llamado Colorado. Nombre que mi padre eligió por el color cobrizo de su pelaje para que lo ayudara a trasportar las frutas y verduras que vendía  en las ferias. Éste era un caballo de tiro que había tenido un buen pasar. Una vida dedicada a transportar a una anciana, por las avenidas de la otrora Viña del Mar donde hasta hoy se ven las victorias recorrer sus calles  las que tienen que manejar con cuidado luchando por los espacios para transitar, haciéndole el quite a los numerosos autos que provocaban unos  atacamientos tremendos.  Al morir la anciana el caballo fue vendido  y  así  conocimos a Colorado. Cuando llegó a casa, todos estábamos felices, era un caballo hermoso, mi padre exigente, lo ocupo  de inmediato Si bien colorado tenía un trabajo importante, habían ciertas tareas que no le gustaba francamente no las podía realizar. Nunca pudo superar su temor a los autobuses  le parecían gigantes veloces y atronadores. Cada vez que se enfrentaba a uno, se subía a la vereda sin importar si iba con carro o si pasaba a llevar un auto o a una persona, que era lo más grave que podía suceder. Esa era la peor parte de su trabajo. Él prefería y esperaba cuando con mis hermanos lo llevábamos a pastar al campo, le gustaba disfrutar de la naturaleza y nos colgábamos de su larga cola y él nos arrastraba. Era un caballo manso y juguetón.

Con mis hermanos disfrutábamos de los juegos con colorado y lo queríamos mucho por eso sufrimos cuando un día llevándolo a pastar, teníamos que atravesar un canal de riego, él se resbaló cayendo de cabeza al agua, intentó salir, pero no pudo. Nosotros intentamos sacarlo del agua, tirándole la cola, en esos momentos se me agolparon las imágenes de Colorado, cómo un anticipo de lo que vendría. No logramos sacarlo. Gritamos pidiendo ayuda, nadie pudo salvarlo. Colorado murió ahí frente a nosotros, que llorábamos desconsoladamente.

Aún lo recuerdo, después llegó el mulato y el bayo, pero ninguno caló tan hondo como mi caballo Colorado.

 

Historia contada  por Cecilia Lisboa

 

3 comentarios:

Erika Contreras dijo...

éste cuento me lo contó mi cuidadora yo solo lo pase a el papel.
Saudos

Juan C Araya dijo...

Puchas ,Erika , bella historia con final trágico, deja triste.
Saludos en tu cumple

Lety Ricardez dijo...

Querida Erika, gracias por darme esta dirección. Disfruté leyéndote. Ya sabes que adoro las historias reales.Yo también he pasado al papel las anécdotas de amigas y disfruté mucho al hacerlo.
Un abrazo para tí.